La Circe con otros
poemas y prosas aparece en Madrid en 1624. La Circe es un volumen misceláneo,
gemelo de La Filomena, aunque con matices y diferencias. El poema que da título
al volumen es una réplica y, en cierto modo, una superación del modelo de la
fábula mitológica fijado por Góngora. En dos sentidos: en su extensión y
complejidad (tres cantos con 1232, 848 y 1232 versos) y en su alcance moral. Un
narrador omnisciente presenta al lector la trágica caída de Troya. El mismo
narrador nos cuenta cómo los soldados de Ulises abren los odres de Eolo ha
encerrado los vientos y, en medio de la tempestad llegan a la isla de Circe.
Asistimos a la transformación de los soldados en animales. Vencida Circe, los
amigos de Ulises recuperan su imagen originaria. Parte Ulises, pero aún ha de
descender a los infiernos para consultar su porvenir con el adivino Tiresias.
«La rosa blanca» es el segundo poema mitológico de este volumen, más breve y
concentrado que La Circe, con 872 versos en octavas. Reúne en rápida sucesión
una serie de episodios míticos vinculados a la diosa Venus. Como en La
Filomena, Lope reservó las tres novelas «A la señora Marcia Leonarda» para
insertar la aportación de versos castellanos que tenemos en todos sus
poemarios. No abusa de ellos: tres o cuatro poemas originales acoge cada una de
las narraciones. Las seis epístolas en verso de La Circe (hay tres más en
prosa) son prolongación y depuración del género y del talante poético que vimos
en La Filomena.
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